Jorge, no podía concentrarse, pasaba de la una de la madrugada. Hacia mucho calor
para estar en Mayo, miraba como las palabras y frases del libro parecían bailar
ante sus ojos. El sueño le vencía, un nuevo sorbo de agua para intentar engañar
al sueño, pero el sueño es obstinado y con una fuerza insospechada lograba
dejar caer los parpados del joven. Tras varias cabezadas se levantó como un
resorte y se asomó al balcón, necesitaba que el aire le insuflase nuevas
fuerzas, no tenia mas remedio. Los últimos días
había estado mas pendiente de asuntos de faldas que del examen de
Biología, pero claro, era la fuerza de las hormonas se decía asimismo.
Decidió bajar a la cocina. Montse, su madre, le había
dejado dicho que si lo necesitaba, podía hacerse un café de capsula que era
rápido y le quitaría algo de sueño. En unos minutos Jorge subía con una
humeante taza de café, de forma ritual, saboreando el líquido, como si por
tomarlo lentamente el efecto sería mayor y más rápido.
Con nuevas fuerzas tomó un marcador de colores y
comenzó a subrayar algunas frases y
palabras que el joven consideraba claves para memorizar los temas. Y de nuevo,
hincando los codos, como tanto le repetía su madre. Intentaba concentrase en
las diferentes cuestiones objeto del examen, la noche seria larga ....
Se tomó aquella gigantesca taza de Cola Cao, con
alguna galleta. Su madre ya se había marchado al trabajo. Como cada día, Jorge
apenas tenia hambre, el estomago lo tenia algo alterado, pensó en el café de la
noche anterior. Recordó como al final decidió confeccionarse alguna chuleta que
llevaría bien enrollada, por si algo fallaba, la ruta de escape como las
llamaban en el Instituto. Cerró la puerta de casa y se marchó a la parada del
autobús ojeando el reloj. Vio acercarse el vehículo y levantó la mano, sabia
como se las gastaba Mariano el conductor, si no le hacia señales pasaba de
largo sin mas contemplaciones. Al subir al autobús escuchó a Mariano soltar un
sonido gutural como respuesta al saludo de Jorge, aunque el chico estaba mas pendiente de
encontrar donde estaba sentada Eva. Cuando la encontró, una pequeña mueca de
decepción cruzo por su rostro, estaba sentada junto a Patricio un pijo de mucho
cuidado, tan engominado tan bien vestido, había que reconocerlo era un muchacho
atractivo para todas las chicas. Jorge, forzó una sonrisa al pasar junto a Eva,
aunque ella le ignoró . El chico se fue hasta los últimos asientos del autobús
junto a sus amigos.
- El examen durará 1 hora, avisaré cuando falten
cinco minutos. Entiendan que cuando diga
se acabó, se acabó. Solo les permitiré
la firma, recuerden poner libros y otros
objetos a los pies del pupitre. Ahora entrarán alumnos de segundo de bachiller,
que realizarán un examen diferente al de Uds., por tanto guarden silencio
mientras entran. - esas fueron exactamente las palabras de Don José María mientras se colocaban los
alumnos del curso superior junto los de la clase.-
Junto a Jorge se sentó, quizás, la que era
consideraba por todos la chica mas espectacular del instituto. Marga, era simplemente una belleza, alta, morena,
ojos negros, inalcanzable para el joven, pero maravillosa a la mirada del
adolescente. Jorge intentaba concentrarse en las preguntas, de las cinco sabia
la respuesta de una, de otra podría enrollarse un poco, de las otras tres,
seguro no contestaría dos, pero de la ultima la respuesta estaba en la chuleta
que tenia oculta en la correa del reloj. Si todo salia bien el cinco estaba al
alcance. Cuando comenzó a contestar la primera pregunta observó un movimiento
extraño en Marga. Mientras escribía con la mano derecha su izquierda bajó hasta
apoyarla sobre su pierna. Poco a poco, con mucho cuidado agarró el filo de su
falda azul y comenzó a subirla descubriendo unas hermosas piernas llenas de
letras, párrafos, frases. Tenia la chuleta escrita es sus muslos.
Jorge, desconcertado,
no podía quitar los ojos de las
hermosas , sensuales y pintadas piernas. Por un instante levantó la vista
buscando a Don José María, ocupado en ojear el periódico. También miró a los ojos de Marga, la chica esbozó una sonrisa de complicidad
que desarmó totalmente al joven. Ella continuó subiendo la falda hasta mostrar
unas ligas de color negro que no sostenían medias, la excitación de muchacho
iba en aumento, casi se le había olvidado su examen.
En una segunda y cada vez mas descarada ojeada
observó como Marga descubría una pequeña chuleta enrollada bajo la liga. Con
una soltura que sorprendía al muchacho y
muy rítmicamente, ojeaba el
pequeño papel bajando la falda si observaba que Don José María se acercaba.
Jorge intentaba concentrarse en su examen pero no podía quitar los ojos de las
sensuales piernas. En uno de los de los movimientos pudo apreciar el color
blanco de la ropa interior de Marga que contrastaba con el resto de su
indumentaria. Unas gotas de sudor corrían por su frente, en un movimiento
inesperado la chuleta cayó al suelo. El chico vio como el papel caía lentamente junto a sus pies, lejos
del alcance de la muchacha pero dentro del campo visual del profesor que
previsiblemente al pasar por ese pasillo vería la chuleta. Jorge observando
como Don José María se acercaba puso mecánicamente el pie sobre la chuleta
ocultándola de miradas indiscretas, durante un instante el profesor se detuvo a
su altura.
- Dios, la va a descubrir pensaba el muchacho.
Afortunadamente pasó de largo, Marga le miró a los
ojos, una mirada agradecida, muy agradecida, acompañada por un movimiento de
labios que el chico pudo leer perfectamente.
- Gracias...
No podía perder mas tiempo para su propio examen.
Esperó a que Don José María estuviese en el otro extremo de la clase para sacar
la chuleta que tenia oculta bajo el
reloj, rápidamente comenzó a copiar. Tan absorto estaba en completar la
pregunta que no se dio cuenta que su pie cambió de posición dejando al
descubierto la chuleta del suelo. Observó como el profesor se dirigía hacia su
mesa.
- Sr. Mendoza, póngase en pie, espetó con un tono que
no dejaba lugar a dudas.
Se agachó
cogiendo la chuleta. La mostró desafiante al muchacho y con ojos
inquisidores, en los que se reflejaba un punto de decepción que daba paso a una
mirada de triunfo por cazar a uno de aquellos jovenzuelos que le intentaban
engañar. Por un instante Jorge no reaccionaba. Lo habían cogido por una chuleta
de otro, jamas lo habían cogido y ya eran años copiándose.
- Entregue su examen y considérese suspenso. Quizás está tarde telefonee a su madre para
contarle su conducta. Abandone la clase Sr. Mendoza.
Jorge miró de reojo a Marga, que con ojos asustados
parecía pedir que no desvelase la verdad. En silencio abandonó la clase con una
mezcla de desazón y triunfo por no delatar a una compañera, a la chica mas
deseada del instituto que quizás con ese acto en adelante le miraría de otra
forma.
Ya en casa, después del almuerzo, subió a su cuarto,
sabia que Don José María se lo contaría a su madre y esto le preocupaba. No
quería dar mas disgustos a su madre, bastante tenia ella con la muerte de la
abuela. Con estos pensamientos, tumbado boca arriba en la cama, cerró los ojos
pensando en las hermosas piernas de Marga. En la distancia y casi entre sueños
le pareció oír un timbre lejano, quizás el teléfono, quizás........
- Jorge, Jorge........ Vamos despierta, no es el
mejor día para quedarse dormido, sabes que Don José María es puntual y si
llegas tarde no podrás hacer el examen de biología, vamos dormilón..