viernes, 25 de mayo de 2012

El engaño


La lluvia salpicaba el parabrisas, caía pausadamente. Dentro del coche Alexia se llevaba un pañuelo de papel a la nariz, observaba nerviosa el numero 234 de la Avenida de las Acacias. De vez en cuando accionaba el mecanismo del limpia parabrisas, quería ver bien la entrada de la casa. Miró el reloj de pulsera, eran  las siete de la tarde , había anochecido. 

Como diablos empezó esta aventura se preguntaba Alexia a la que mil pensamientos le rondaban  por la cabeza, en un segundo intentó poner orden a sus ideas.

Un mes antes Alexia vivía feliz o eso pensaba ella. Casto, su pareja era muy atento con ella, era bastante romántico,  dos días en semana salían a cenar. Asistían al teatro con regularidad  y la verdad es que Alexia se lo pasaba bien estaba muy  enamorada de Casto.  Sus relaciones   eran intensas, ardientes , placenteras. Casto trabajaba en una consultora de Recursos Humanos, su posición era holgada, lo que llevó a Alexia a dejar su trabajo en la recepción del  Gran Hotel para cuidar de su hijo.

Cuando Sabrina llegó aquella tarde a casa, Alexia supo que algo pasaba, su cara no tenia secretos para ella, Sabrina era su amiga, su confidente desde el Instituto.

- Casto te engaña.  Espetó Sabrina sin tapujos.
- He visto a ese cabrón con una mujer en el Restaurante de la calle Noruega, la besaba en los labios.

- Como.......... fue lo único que Alexia pudo decir en un hilo de voz, antes de sentarse y comenzar a llorar en silencio. Su mundo estaba cayendo roto en mil pedazos, su cabeza parecía que le iba a estallar.


A partir de ese día todo cambió. Alexia no le dijo nada a Casto, aunque confiaba en Sabrina, necesitaba convencerse por si misma de que su gran amor la engañaba. Lo primero que hizo, no contar nada a nadie,  contrató los servicios de una agencia de detectives para que le diesen pruebas de la supuesta  infidelidad. A las pocas semanas le dieron un primer informe, todos los martes y los jueves su marido acudía a las cinco de la tarde al numero  234 de la avenida de las Acacias donde se veía con una mujer. Solo pudieron facilitarle  una imagen de la chica ,de espaldas, a través de la ventana; En el informe constaba que la casa había sido alquilada por Casto.


A pesar de este informe Alexia, necesitaba coger a Casto "in fraganti", quería mantener una ultima duda, se aferraba a está duda.


Aquel jueves llovía desde primera hora de la mañana, recordaba como Casto la besó en la mejilla ante de marcharse a la oficina.


- Vendrás a mediodía, inquirió Alexia ojeando el periódico.


- No cariño, tengo unas entrevistas de personal, recuerdas, la selección de candidatos, volveré tarde, a eso de las diez de la noche. No me esperes despierta.


Aquel día fue terrible para Alexia, solo pensaba en el momento de acercarse a la Avenida de las Acacias para comprobar por si misma la veracidad del informe, deseaba ir y a la vez temía ir. Una pequeña esperanza se albergaba en su mente, podría ser un error.


Una sirena lejana la sacó de estos pensamientos. Volvió la mirada hacia la fachada de la casa, en la ventana del primer piso había luz que se translucía a través de los visillos, aunque no se veía el interior de la habitación. En un instante la luz se apagó  encendiéndose  la pequeña lampara del porche, salio su marido y tras el una figura de mujer que despidiéndose en la puerta besó a Casto en los labios, abrazándole con pasión.


- Oh Dios mio............. Alexia se recostó en el asiento, las lagrimas corrían por su rostro.


A la mañana siguiente cuando Casto bajó a desayunar Alexia ojeaba el periódico, se acercó y la besó.


- Que tal has dormido, anoche cuando llegué ya estabas dormida y no quise despertarte.


- Estaba muy cansada.


Casi sin darse cuenta Alexia había tomado el cuchillo que estaba sobre la mesa y lo apretaba con sus dedos con violencia, le hacia daño, por un momento pensó en clavárselo en el pecho, al final abrió los dedos y el cuchillo quedó sobre la mesa.


Pasaron los días, Alexia no tomó ninguna decisión aparentemente. La tarde del jueves estaba muy disgustada, tomó el teléfono y llamó a Sabrina, quería estar con una amiga.Unos minutos mas tarde  llegó Sabrina  que después de besarla le dijo.


- Todavía no has roto con el, no se a que esperas, comentó mientras daba el abrigo a Alexia, que se dirigió al perchero de la entrada donde lo colgó.


- No estoy preparada aún, lo haré en breve, ¿quieres un té?


- Claro, sabes que es mi pasión, contestó Sabrina.


- Gracias Alexia, es increíblemente bueno  ese sabor, si no fuera por el momento casi saltaría de alegría, contestó tomando la taza de té.



- Por cierto Casto me trajo un té de Bombay exquisito, trajo tres latas, llévate una para ti.


Después de casi una hora de charla, sonó el móvil de Sabrina, que lo cogió y dijo.


- Oh, me olvide, exclamó,  tengo que marcharme a recoger a mi sobrina Ana del conservatorio, mi hermana está de viaje y volverá mañana.


En la puerta Alexia  acercó el abrigo a Sabrina a la que dio dos besos , despidiéndose.


- Hasta la vista


- Alexia cariño  despierta, nunca te enteraras. 


Esa noche Casto no volvió a casa. Alexia a primera hora de la mañana se dirigió a la Comisaria de Policía. Con lagrimas en los ojos denunció la desaparición de su marido.


Dos días después tomaba el desayuno cuando sonó el timbre de la puerta, se cerró la bata y salió, en la puerta dos agentes de Policía la saludaron.


- Señora, lamentamos comunicarle que su marido ha aparecido muerto en el 234 de la Avenida de las Acacias, junto a una mujer  identificada como Sabrina Derek. Según el forense han muerto envenenados ,su marido estaba en la cama junto a  la Señorita Derek. sospechamos que eran amantes y que ella envenenó a su marido y posteriormente se suicidó. En el bolsillo del abrigo de ella había una nota manuscrita que decía  " Lo siento tenia que hacerlo ".


- Pero como......? preguntó Alexia


- Envenenados con una taza de te.


Alexia se sentó en el escalón de la casa con sus manos cubriendo el rostro.......



No hay comentarios:

Publicar un comentario